“A todos se les murió alguien”: Flavio Tochimani, migrante que vive la pandemia en NY

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Memorias del confinamiento

Texto: Zahira Aldana / Fotos: Flavio Tochimani

 

Nueva York, la ciudad cosmopolita que alberga a una gran cantidad de personas de diversas culturas en el mundo,  entre ellas a miles de poblanos y cholultecas que han emigrado en su mayoría para buscar mejores condiciones de vida, es hasta ahora el epicentro de esta pandemia global y de acuerdo con los reportes del gobierno del estado de Puebla hasta el 04 de junio 165 paisanos han fallecido por Covid-19 en ese país concentrándose el mayor número de decesos en esta ciudad.

 

Para quienes viven en esta ciudad la situación aún es desoladora, preocupante e incierta tal es el caso de Flavio Tochimani, vecino originario de San agustín Calvario un pueblo perteneciente a San Pedro Cholula.

 

La historia de Flavio, quien generosamente compartió para Cholollan Radio hace unas semanas, es similar a la de muchos paisanos en ese país del norte; cuenta que desde hace once años tuvo que emigrar y trabajar en restaurantes mexicanos y en el sector de construcción. Ahora vive con su esposa e hijos en el barrio del Bronx y sin duda forma parte de los miles de afectados ante este coronavirus.

 

Al igual que muchos migrantes, su partida se debió a la búsqueda de mejores condiciones económicas, mismas por las que tuvo que abandonar la carrera en letras a un año de concluir en la  UNAM, pues  al no contar con los recursos suficientes para seguir estudiando tomó la decisión de probar suerte en el  país vecino. 

 

Un tanto pensativo cuenta que ese viaje a Nueva York en 2008 sólo era por unos meses para juntar dinero y después volver para graduarse, sin embargo la “estabilidad” que consiguió trabajando arduamente hizo que se quedara: “el escenario y la situación económica fue la que me obligó a venir acá a NY” recuerda.

 

A pesar de la distancia física y temporal no ha perdido el espíritu familiar, ya que tiene en esta ciudad icónica y siempre ha mantenido contacto con los que están en México, especialmente en estos tiempos de contingencia. Asegura que la comunicación se ha reforzado  cuando le cuenta a los suyos y pide que tomen precauciones, sin embargo “al decir familia se extrañan las reuniones, los amigos, la comida, extraño mucho México definitivamente” se le ve decir con semblante triste. 

 

 

Continuando con la plática salen a flote las dificultades a las que se enfrentan los migrantes; son muchas y las principales de acuerdo con Flavio son la lengua, el no tener estatus legal y el racismo. Explica que el hecho de no tener papeles y no ser un ciudadano “legal” limita en cuanto a solicitar apoyos, sin ello no pueden recibir beneficios que da la ciudad como un seguro médico y de alguna manera están excluidos. 

 

Ante esta pandemia miles de personas como Flavio han quedado paralizadas:

“mi vida se ha visto bastante afectada, en  primera tengo más de un mes que no estoy trabajando, ahorita estamos más tranquilos pero hace dos o tres semanas empezaron a llegar al mismo tiempo las noticias de familiares enfermos, de amigos enfermos, el primo de mi esposa falleció, en algún momento caímos en estrés,  preocupación, no poder dormir porque todos los días eran malas noticias ”

 

Un tanto afligido menciona que a pesar de contar con un bono de desempleo, salario  incompleto, y Rosi, su esposa trabajando desde casa, el “no poder salir y tener solo lo suficiente para comer es muy triste y estresante en toda esta situación que estamos pasando ”.

 

 

Haciendo memoria, cuenta que el problema inició la primera semana de marzo, la gente comenzó a espantarse y en víspera de que las autoridades cerraran los espacios públicos, pero fue hasta la segunda semana de marzo que se dieron las indicaciones. Para entonces los contagios se habían elevado y en la tercera semana de marzo ya se hablaba de muchísimos muertos. Recuerda que no hubo avisos o alertas, cuando quisieron accionar ya había explotado la bomba. 

 

 

 

 

“Aquí lo tomamos a la ligera y también el gobierno debió de haber cerrado todo antes de que pasara esto, nunca imaginamos esta situación.. ahorita la ciudad está como dormitando pero no se puede parar”.

 

Considera que en México no se está tomando en serio la situación y hace una comparación con  los Estados Unidos en donde a pesar de tener hospitales, médicos y materiales para trabajar no se dan abasto para atender el problema y en México, como se ha expuesto, el sistema de salud es más vulnerable:  “no quiero ni imaginar si en México pasara algo así” menciona.

 

¿Por qué  el virus está atacando más a hispanos y mexicanos?

 

A decir de Flavio, considera que al no tener un estatus legal no hay una seguridad médica, además lo que menos hacen los paisanos es preocuparse por ellos mismos en cuanto a su salud, ya que desgraciadamente van al día para poder pagar las rentas y  ahorrar para mandar dinero a nuestro país. 

 

Al no tener esta ayuda del estado el confinarse no es una opción para ellos, como es el caso de uno de sus amigos  quien tenía una panadería  la cual tuvo que cerrar para no quedar en el desamparo ahora se emplea como repartidor de comida en Queens, situación por la que está muy expuesto a este virus.   

 

Considera que sin duda esto debe llevar a una reflexión sobre el qué hacer de nosotros, las instituciones, hospitales, “del por qué nos está tocando a nosotros los mexicanos”.

 

Otra razón que menciona sobre estas afectaciones es que en Nueva York se vive en espacios muy reducidos, en donde viven más personas para los que están diseñados; eso facilitó la propagación de contagios entre familias.

 

A pesar de las malas noticias constantes y la desolación que viven, asegura que por fortuna hay personas, escuelas e iglesias que se han solidarizado y dan comida todos los días a quienes no tienen. Sin embargo este tema puede representar otro problema, apunta Flavio: “ahorita no se siente pero si seguimos un mes más creo que si vamos a sufrir la escasez de alimentos”.  

 

En cuanto al tema de los fallecimientos, contó que muchas personas no identificadas están siendo enviadas a prisiones deshabitadas cercanas ya que nadie  reclama los cuerpos; por eso se estima que el número de poblanos que han muerto es mayor al que indican los reportes oficiales porque como comenta Tochimani, algunos de momento se sintieron mal y no le avisaron a nadie que iban al hospital, incluso algunos ni acudieron, sólo murieron por lo que esas pérdidas no están contabilizadas. 


Flavio con voz melancólica relata: “la ciudad está bastante triste, dolida”. Entre pequeñas risas menciona que Nueva York ha sido hasta cierto punto una ciudad arrogante “porque aquí está lo máximo, ciudad cosmopolita, unos lo llaman el ombligo del mundo; creo que todo el ego que ha caracterizado a NY y a sus habitantes, se vino abajo ”.

 

La vida que han llevado en las últimas semanas es muy diferente a decir de este migrante poblano, ya que no ha tenido la oportunidad de charlar con los amigos, caminar por las calles por el riesgo que representa, siente una ciudad semi dormida porque en la vida anterior el ruido de los autos, trenes estaban todo el tiempo de día y noche, ahora se acuesta y siente una paz, un silencio, incluso los animales comenta están adueñándose de lo que siempre les perteneció, por las mañanas ve a los pajaritos como cantan cosa que por la rutina de vida nunca se había detenido a ver.

 

“En la ciudad se puede apreciar mucha tranquilidad, somnolencia pero mucha tristeza, muchísima tristeza porque hablas con los familiares y a todos se les murió alguien”.

 

Lo que provoca una preocupación constante por su familia en Estados Unidos y en México, refiere que la comunicación con ella aunque siempre ha existido en estas semanas ha mejorado y se de ambas partes se dan ánimos para resistir, “yo tengo fe en que México la va a librar y aquí también nosotros, también vamos a salir bien  librados, por una cosa simple, porque somos mexicanos y siempre nos hemos levantado expresa con orgullo.

 

Con mucha seguridad agrega que los primeros que van a estar en primera línea para levantar la ciudad después de que todo esto haya pasado, van a ser los mexicanos porque siempre han estado, escondidos, pero ahí están afirma. 

 

También comenta a manera de exigencia que partir de ahora “ojalá tomen en cuenta el trabajo que se ha hecho por muchos años y que al no tener papeles hay un abuso laboral, no hay seguro, no hay prestaciones y que por eso nos agarró mal parados, a ver si los gobiernos se ponen de acuerdo y dicen qué vamos a hacer” 

 

Antes de terminar la plática Flavio mandó un último mensaje a quienes estamos en México: “Ánimo, va a pasar pronto esto, va a costar, va a llevar tiempo, pero luego nos vamos a estar riendo al recordar y va haber un después ”. 

 

 

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Radialista apasionada, aprendiz de cine documental. Quiero contar historias de mujeres, pueblos originarios, migrantes y lo relacionado a Derechos Humanos.


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