Texto: Eduardo Moreno
En México se tiran 28 millones de toneladas de comida cada año, lo que equivale al 37% de la producción de comida en todo el país. La cultura del desperdicio choca con la realidad de millones de mexicanos de bajos recursos que no pueden satisfacer sus necesidades alimentarias.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) describe como inseguridad alimentaria a la falta seguro de una cantidad de alimentos suficientes para que una persona pueda desarrollarse y llevar una vida activa y sana.
Según las estimaciones del Banco de Alimentos (organización civil que rescata productos comestibles para llevarlos a familias y comunidades necesitadas) 38 toneladas de comida son desaprovechadas por minuto a nivel nacional.
Cerca de 1,500 toneladas de comida en Puebla van a dar al basurero, mientras que dos millones de poblanos no tienen qué comer. En promedio 3 personas mueren cada 2 días por desnutrición en el estado.
En el país hay más de 25 millones de personas que no pueden alimentarse de manera digna. Esto significa que 1 de cada 4 mexicanos no tiene acceso a la canasta básica.
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De acuerdo a datos de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), la siguiente lista de productos, son los que más se descartan al año en México:
Los factores del desperdicio
El 72% de la pérdida de alimentos se da en las primeras etapas de producción. Los problemas comienzan desde que los agricultores no cuentan con el dinero ni con los recursos suficientes para levantar la cosecha. Lo que llega a comercializarse pasa por un filtro “estético” donde se rechaza comida en buen estado con el pretexto de que no será agradable a la vista de los consumidores y no podrá ser vendida. Una parte más es la famosa “merma” de restaurantes y otros establecimientos con venta de comida, donde sin más miramientos se tira a la basura la producción que no fue vendida en el día.
El 28% restante tiene que ver con los hábitos de consumo de la gente. Comprar más de lo que se va a utilizar y que se eche a perder el resto, o tirar una parte de la comida ya preparada porque se hicieron más raciones de más, contribuye al problema del desperdicio alimenticio.
Hay iniciativas como el Banco de Alimentos Puebla, parte de la red nacional de Bancos de Alimentos, que se encarga de recolectar, seleccionar y distribuir alimento de las empresas, centrales de abastos e invernaderos que ya no son comercializables pero son 100% comestibles. Su principal objetivo es destinarlo a familias de escasos recursos.
Así mismo es importante que la sociedad civil reflexione respecto a sus hábitos de consumo; los criterios por los que elije o descarta productos como frutas y vegetales y preguntarse si de verdad aprovecha todo el alimento que adquiere.
“Erradicar el hambre en México no pasa por la cantidad de comida, hay alimentos suficientes, incluso si se desperdicia más de un tercio”, declaró en 2017 Fernando Soto Baquero, representante de la FAO en México.