La radio va donde la llamen: Juan Carlos Flores Solis

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Juan Carlos Flores expone la «necesidad y urgencia de un protocolo de actuación» en Foro Defensores de Derechos Humanos en Riesgo, llevado a cabo en la Ibero Puebla.
Mayo, 2016.

 

Mi nombre es Juan Carlos Flores Solís, he participado en la Radio Comunitaria de Tlaxcalancingo desde su fundación material como locutor y reportero del Programa “La Revista”, realicé una pequeña serie de ciencia ficción llamada “Stoy Lucas”, siendo en 2013 director emergente de la Radio. A partir de 2015 comencé a apoyar como tallerista y abogado de la radio para que la comunidad pudiera obtener la concesión de uso social indígena.

 

La idea de tener una radio comunitaria surgió, que yo sepa desde 1994, como un sueño en Tlaxcalancingo de “tener una radio comunitaria para informar a la población lo que está pasando y promover la cultura de la comunidad”. Ya que el crecimiento de la mancha urbana, la migración de los habitantes para trabajar en la ciudad, el racismo de la escuela primaria en los años sesenta y setenta de castigar a los niños si hablaban náhuatl o llevaban guaraches o iban descalzos, así como la pérdida de territorio, han generado la pérdida de la práctica de la lengua náhuatl y el valor de la vida cultural en el pueblo, comenzando a perder el valor de la palabra y conocimiento de nuestros abuelos.

 

Sigo impactado cada vez que pienso como durante más de 500 años los pueblos nahuas mantuvieron la preservación de su lengua y cultura, a pesar de la invasión de los españoles y de los procesos de haciendas, y que ahora, en los últimos 60 años la lengua se está perdiendo. Sin embargo, en las últimas seis décadas tenemos herramientas tecnológicas, didácticas, lingüísticas, antropológicas y muchas lógicas para recuperar la práctica y conocimiento de la lengua.

 

Este sueño de tener una radio comunitaria se intentó iniciar de manera formal en la constitución de la asociación civil Centro Cultural Tlaxcalantzin (CCT).

 

Los orígenes del CCT comienzan en los años ochenta y noventa con la fundación de la Casa Nikan Mo Calli, donde se comenzaron a realizar ideas extraordinarias que revolucionaron la mente de más de una persona. Locos herejes los llegaron a nombrar en el pueblo. Pero no es que el CCT se haya constituido para crear la radio comunitaria, sino que uno de sus sueños fue crear la radio y a partir de ese sueño entusiasta, años después, el grupo vio la necesidad de constituirse como asociación civil, con la idea de comenzar los trámites para solicitar un permiso en el espectro radioeléctrico. Pero en ese tiempo y hasta 2014, no existían medidas legales suficientes que reconocieran el derecho de los pueblos a la radiocomunicación.

 

El grupo que se constituyó como Centro Cultural, fue justa y radicalmente eso, un centro cultural que promovió la reflexión interna en sus miembros y en la comunidad, lo que llaman ahora en la academia como descolonización y la revaloración del ser indígena en tiempos modernos. En el grupo, decenas y tal vez cientos de jóvenes originarios de la comunidad, repensaron su estado en esta tierra, el valor de nuestra cultura, su sabiduría y ese afán incansable por preservarla, no en la teoría, sino en la práctica a través de actividades como organizar y hacer la representación de Jesucristo Super Estrella, o la organización del Xochipitzahuac y lo que significa, o la generación de fanzines y revistas, hasta pasar por la radio comunitaria. El Centro Cultural ha sido conformado por diversas generaciones y de él se han generado diversas iniciativas, grupos y personajes, que se han convertido en promotores de la salud, la cultura, el trabajo, la tradición e identidad de la población…

 

El CCT fue la base cultural en que la radio se comenzó a materializar en un colectivo que comenzó a organizarse en junio de 2008, para salir a transmitir el 19 de enero de 2009. Yo venía de un proceso en el 2007 de hacer radio libre en la ciudad de Puebla en lo que se llamó   La Rabiosa Radio, una radio libre por internet y decidí, junto con otros compañeros, sumarnos al sueño de la comunidad e impulsar la radio comunitaria del pueblo a través de altavoces. El planteamiento fue comenzar a hacer radio, para saber cómo funciona y posteriormente, ya organizados y en funcionamiento, estar en capacidad de pedir el permiso que quería la comunidad, demostrando que sabemos operar una radio.

 

Desde su fundación en 2009 a la fecha, el sostenimiento de la radio ha sido de manera solidaria pero limitada, pues es un trabajo que es muy difícil sostener sino existe un grupo de personas que dediquen el tiempo completo al proyecto. Al trabajo comunicacional voluntario, hay que sumar generar la dinámica colectiva de buscar los recursos para el pago de la luz, teléfono, renta del espacio, internet y otros gastos, además de buscar abrirse camino en el mundo laboral para poder subsistir. Sin embargo, con múltiples esfuerzos, estrategias y sacrificios, la radio del pueblo ha arrancado al Estado el “permiso” de transmisión en fm que desde el principio se planteó con el Centro Cultural Tlaxcalantzin. Planteando del mismo modo, la autogestión de una radio con visión comunitaria pero también con capacidad y calidad periodística. Y es por este trabajo y esta visión que te pedimos apoyes la campaña de recaudación de fondos “Cholula: otras voces, otra historia”.

 

Pensemos en que las radios comunitarias no deben ser pocas, pobres y olvidadas. Sino por el contrario, se plantea salir a la comunidad y al resto de las comunidades llevando los micrófonos y las cámaras de la radio, lo que en la práctica implica gastos de operación, para realizar dignamente todas las producciones que mostrarán la fuerza que pueden tener los contenidos generados por una radio de esta dimensión, así como para reportear y sostener el sin fin de actividades que toda radio social requiere, pero sobre todo, para poder cubrir las necesidades que la región náhuatl de Cholula y la zona del volcán requieren, sin olvidar el puente necesario que se debe establecer con la ciudad de Puebla.

 

En los 10 años que llevo participando en Tlaxcalancingo y en la radio comunitaria, me han servido para conocer un poco del inmenso valor cultural y civilizatorio que tienen los pueblos indígenas de la región, el amor a la tierra y a Dios. “Dios es el Pueblo y el pueblo es Dios”, como una vez se lo escuche decir a Don Raúl Popoca, Huehuetini de Tlaxcalancingo.

 

Conocí a través de la radio que en los cargos tradicionales el respeto es veneración, porque para hacer un cargo lo primero que muestras es el venerable respeto al otro, es decir que para vivir en la tierra hay que venerarse unos a otros, respetarse, amarse unos a otros, es la esencia de la practica cuando se agradecen. Pero también importa la rectitud de las formas, las cosas las debes hacer bien y decir conforme lo dice la tradición, no hacerlo es una falta que se castiga en diferentes grados, así Tlaxcalancingo se enseña a “no ser puerco, o marrano”, como dicen las abuelitas: “No seas puerco, haz las cosas bien”.

 

En Tlaxcalancingo he aprendido muchas cosas, como entender porque la fiesta es ese pequeño momento efímero donde todo es bello, todo es felicidad. El Xochipitzcahuac, es el suspiro de la flor, por lo que se dice “San icainin monemi in tlalticpac”, que en castellano significa “Tan solo por esto se vive en la tierra”.

 

He aprendido también que la radio no es monedita de oro en el pueblo, porque en el mismo pueblo surgen problemas de corrupción o cosas mal hechas que unos denuncian y a otros les molesta, pero ese es el trabajo de la radio pasar la controversia, pero también investigar las pruebas de cada uno y lo que se acerque más a la verdad, no para ser un juez, sino para mostrarle el juicio a la audiencia, lo que dicen las partes y las pruebas que le constan al medio de comunicación, el juez es el pueblo y debe conocer las pruebas para decidir, pero luego quien hizo mal o teme algo, pues se chivea y no quiere hablar con la radio y dice que nada más quieren causar puros problemas o son amarillistas, o que son del extinto partido amarillo, o lo que sea. Pero la verdad es que la radio va donde la llamen y no debe ser de nadie más, más que del pueblo… y para que pueda ir a donde la llames, necesitamos cooperar, porque alguien entonces puede estar encargado de eso.

 

¿Creen que vale la pena el esfuerzo?

 

1,000 watts de potencia como radio de uso social indígena en la cuarta zona metropolitana del país, con un espacio de cobertura de más de 3 millones de habitantes, es ya una gran oportunidad para proyectar el sentir y pensar de los pueblos indígenas de la región, pero no solo de ellos, sino de todos los que queremos transmitir una voz, un pensamiento, una experiencia, un conocimiento, una denuncia, una invitación, un gusto por la vida. Para todos ellos y para todos nosotros, es que se busca alcanzar la meta de este proyecto que solo se puede lograr con tu apoyo.

 

Al abrir espacios de comunicación para todos, se abren espacios para la transformación social y el diálogo justo y equitativo.

 

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Gracias.


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Erik Coyotl

Aprendiz autodidacta de herramientas periodísticas. "La historia es nuestra, y la hacen los pueblos" -Salvador Allende.